domingo, 28 de agosto de 2016

'La mujer del animal', la nueva película de Víctor Gaviria


Víctor Gaviria estudió psicología pero siempre le ha gustado escribir poemas, relatos y guiones. Lo que ha hecho siempre ha sido marcado por la pasión y eso se nota. Pero también con la humildad del que camina con los pies descalzos y está atento a cuanto pisa, por  eso es cauto, respetuoso y atento.
La sencillez que lo caracteriza no es propia de un director de cine, mucho menos de uno que ha tenido dos de sus largometrajes en la competencia oficial de uno de los festivales de cine más importantes del mundo como es el de Cannes. Sin embargo lo es y con su hablado pausado, enredado y repetitivo abre su corazón y habla sin reservas de su oficio y de sus descubrimientos. Es generoso con quien se le acerque, le pregunte y le tienda la mano. Así fue durante su estadía en Cali, a donde llegó como invitado del Festival de Cine Universitario Intravenosa. Allí hablamos con él.  
Cómo se enamora un poeta del cine?
Siempre me gustó el cine cómo espectador, pero al igual que muchos otros jóvenes de Medellín, mis amigos y yo recibimos este legado del cura Luis Alberto Álvarez. Él fue quien nos marcó a toda una generación de “cine clubistas” pero nunca pensamos que íbamos a dar el salto a cumplir nuestro sueño de hacer cine.  Poco a poco empezó a despejarse ese camino que fue marcado por muchas circunstancias y carencias, también.
Un camino que en su caso se ha marcado por una manera particular de hacer películas. ¿Cómo fue que encontró esa voz?
Yo siempre he dicho que hago cine de caminar… Es una forma de simplificar unos procesos más complejos, de querer hacer películas de ficción, primeros cortometrajes, después largos… Al comienzo yo no sabía lo que era el cine pero sabía lo que no era.  Sabía que el camino de los actores de teatro no  era el que yo iba a emprender.  Y esta carencia tan tremenda nos llevó a mí y  a mis amigos a buscar otra ruta, la del no actor profesional, la del actor natural.
No debió ser fácil. En aquellos años Colombia, a pesar de no tener muchas producciones, enfocaba las películas que producía hacia la esfera comercial con actores y estética televisiva...   
Un cine comercial que tenía muy buenos resultados a nivel de público y demás pero hecho con personajes que no tenían nada que ver con ese entorno físico que los rodea en su narración. Incluso el lenguaje audiovisual del cine era el mismo de la televisión, con sus códigos y sus censuras. No se podían ver las espaldas de los actores, la cámara solo podía moverse en ciertas zonas y yo quería conquistar esos espacios, esas zonas, hacer algo como había hecho José Maria Arzúaga (‘Raíces de piedra’, ‘Pasado el meridiano’) en los sesenta.  Quería hacer cine sí, pero un cine donde los personajes fueran del entorno, el contexto social y cultural que se mostraba en la pantalla.  
Y emprendió esa búsqueda con su mediometraje ‘Habitantes de la noche’, una historia que involucra un programa radial que existía en Medellín en ese tiempo...
Es la historia de un grupo de amigos que decide visitar  a otro que está en un manicomio y para hacerlo se roban bicicletas de vigilantes de barrios. Ahí se daba una cosa fortuita, el muchacho que estaba en el manicomio oía como el locutor del programa anunciaba los robos de las bicicletas y así sabía que eran sus amigos los que iban por él.  
En ese proceso me pasaron dos cosas importantes: Sabía que para mí era vital contar con ese programa de radio, por eso hablé con el locutor real, Alonso Arcila Monsalve y le dije que hiciera el papel y lo otro fue la escogencia de los muchachos. 
Tuve que aprender a  romper los estereotipos que todos manejamos: Que el intelectual con gafitas, que el pecosito era chistoso, que el tímido siempre guardaba un secreto… Ahí aprendí a escoger los personajes dejándome un poco por mi instinto más que por la historia. 
¿Entonces cambia el guión y la historia de acuerdo a los personajes?
Muy rápido me di cuenta que me gustaban los argumentos pero lo que me fascinaban eran los contextos. O sea, si voy al lugar donde voy a grabar me nutro y utilizo las rutinas, las costumbres y no impongo nada de afuera.  Desde allí establezco mucho la narrativa, de ese diálogo entre el actor y su entorno, ahí construyo lo que llamo el espacio cinematográfico. El personaje, la araña es importante pero su telaraña lo es mucho más. 
¿Ese es el método que siempre ha utilizado?
Para mi es vital que el director de una información sin que se note que la está dando. Lo importante es encontrar la dramaturgia de la vida y crear esa ilusión en la película. Por eso busco que mis actores estén sueltos, que improvisen dentro de su cotidianidad y pueden hacerlo porque hacen parte de ese universo que yo quiero mostrar.
Eso lo descubrí desde ese primer trabajo y lo he seguido aplicando a todas las demás, siempre lo más importante es hacer presente el entorno. Esto es lo que le da autenticidad a las películas y le da más trascendencia para el espectador. 
Ese universo es el que ha trasmitido siempre en sus películas, en ‘Rodrigo D, no futuro’ usted nos mostró una Medellín que para muchos permanecía invisible…
Al comienzo se trataba de un cuento basado en una anécdota real de un joven que se quería tirar del piso 20 de un edificio en el centro de Medellín. De ahí, salió ‘Rodrigo D’, nombre que le pusimos como homenaje a la película italiana ‘Humberto D’.  Aunque conservamos elementos del personaje real, como que fuera huérfano y le gustara el punk, desde el principio yo sentía la necesidad  de hacer una película sobre lo que estaba ocurriendo en la ciudad en mitad de la década de los  80.    
En ese momento Medellín estaba en esa guerra de la mafia contra el estado y les dije a mis amigos hacemos la historia de Rodrigo pero aprovechemos para contar lo que está ocurriendo en estos barrios. Nadie podía estar indiferente a esto. Me acuerdo que mis amigos me decían “¿Pero de qué se trata la película, hermano” y yo les decía “No sé… no tengo argumento (risas) pero sé que vamos a encontrarlo porque ahí está, tenemos es que traducirlo de la realidad”. 
Y lo ha seguido encontrando…Después con ‘La vendedora de Rosas” con ‘Sumas y restas’ y con ‘La mujer del animal’...
Sí, la mayoría de los directores hablan del argumento primero y después acomodan la realidad a él. Yo creo que el argumento es algo mucho más grande que una historia. Esto por supuesto significa esperar, hacer muchas pruebas, nos tomamos el tiempo y esperamos que llegue el actor natural que ha de llegar. Ese que nos seduzca y nos plantee el reto de construir el argumento desde sus narraciones,  su universo y su lenguaje, que también es parte importante para mí.  Ese actor es la puerta al universo porque esa es su vida. 
En ‘Sumas y restas’ estábamos buscando  a un mafioso con ciertas caracterísitcas y apareció Fabio Restrepo que era distinto a lo que buscábamos pero como lo hizo tan maravilloso se quedó con él. 
La improvisación  nace del ensayo y no es de un solo momento es la esenia del actor natural. Por eso es importante ensayar tanto mañana, tarde, noche, lunes, miércoles, viernes... él siempre debe estar en situación. 
Fuente: http://www.elpais.com.co 

jueves, 25 de agosto de 2016

Jhonny Hendrix Hinestroza, director de “Saudó – Laberinto de almas”

Jhonny Hendrix -uno de los productores más activos del cine colombiano- regresa a las pantallas·con su nuevo film como director, “Saudó – Laberinto de almas”. Tras su debut como realizador con “Chocó”, en 2012, el realizador vuelve a retratar el lugar que da título a su ópera prima con “Saudó – Laberinto de almas”, una película de terror que desde este 4 de agosto llega a 52 salas de 20 ciudades de Colombia, con distribución de Cinecolor Films. Producida por Antorcha Films, la película cuenta la historia de Elías, un médico que empieza a ser atormentado por pesadillas sobre un pasado del que creyó haber escapado. Cuando Elías descubre que sus pesadillas coinciden con las de su hijo, sentirá que todo hace parte de un llamado de su tierra, Saudó. Emprender el viaje de regreso, mostrará que aquellas pesadillas eran solo el comienzo de algo peor.

Pese a que desde “Chocó” hasta la actualidad ha trabajado en diferentes largometrajes vinculado al área de producción, en “Saudó” regresa a la dirección. ¿Cómo ha sido la experiencia como director de esta película? ¿Cómo fue la experiencia de rodar nuevamente el Chocó?

Ha sido fenomenal, me encantó la experiencia. Nunca había hecho una película de suspenso, y creo que lo que ha pasado es que hemos aprendido un poco más, pues estamos en fase de crecimiento. Rodar en Chocó siempre va a ser mágico no solo por sus paisajes, sino porque es el lugar donde nací, uno de los lugares que más amo en mi vida. Sino que es mágico porque la gente asume la película como suya y pone todo el amor para que las cosas salgan bien.

¿Cómo fue el trabajo con los actores?

Nos demoramos bastante, quedamos muy contentos con el resultado, el trabajo con ellos fue fácil porque estaban con muy buena disposición, encantados y enamorados del proyecto. Adicional a esto, tuvimos alrededor de tres meses de ensayo con los actores. Nos facilitó poder llegarle a la película como queríamos y al rodaje con la construcción de cada uno de los personajes.

En su carrera ha trabajado en producciones de diferente género y tipo. Ahora aborda una película de terror rodada, entre otras locaciones, en el departamento del Chocó. De manera que parece haber dos tipos de exploración en su trabajo, por un lado está el de los géneros y estilos, y por otro lado – considerando los filmes en que usted es guionista y director – también está la exploración del Chocó como escenario de sus historias. ¿Qué podría decirnos respecto a estas dos exploraciones o búsquedas en su trabajo?

La exploración con los géneros es una necesidad, creo que estamos en un proceso de crecimiento, estamos aprendiendo, estamos tomando confianza, digámoslo así. Y creo que la exploración del  suspenso lo que te da es fortaleza, ánimo y un conocimiento de la película que querés contar y cómo la quéres contar. Nosotros conocimos a Chocó como personaje, como lugar  en el  que llevo marcados mis genes, mi vida y entorno, y quiero explorarlo para resolver preguntas propias y personales: ¿Quién soy y para dónde voy? Siento que haciendo películas de Chocó puedo reencontrarme a mí y a mi mundo y responderme esas preguntas.

"Siento que haciendo películas de Chocó puedo reencontrarme a mí y a mi mundo."

En cuanto a la película, ¿cómo surge la historia y cómo fue el trabajo con Alfonso Acosta y Alonso Torres en la escritura conjunta del guión?

Teníamos una historia clara que queríamos producir, sabíamos cuál era el principio, desarrollo y final de la peli. Escribí un argumento, el cual pasé a Alonso Torres, y lo invité para que escribiera conmigo, a cuatro manos, la primera versión del guión. Luego hicimos la invitación a Alfonso Acosta para que nos ayudara en la estructura y en forma del guión. Luego continué trabajando en solitario un par de años, me enfrenté al rodaje con un guión con el que tuve la oportunidad de viajar por mil convocatorias de desarrollo y madurarlo en esos mismos encuentros.

La película ha venido desarrollando una estrategia de publicidad que ha buscado alcanzar nuevos espectadores. Primero vimos la votación para la elección del cartel oficial de la película, luego vimos la presentación del trailer en Rock al Parque. ¿Qué han buscado con esta campaña y cómo ha sido la recepción del público?

Hemos buscado captar espectadores que se sienten poco atraídos por el cine colombiano. Hemos tratado de mostrar cuales son las fortalezas del género y de esta película en particular. Hemos tratado de estar en donde la mayoría de estos espectadores cautivos se encuentran, como Rock al Parque, eventos culturales y literarios, y hemos tratado de ser creativos a la hora  de exponer el proyecto en estos espacios y obtener mayor visibilidad y mayor taquilla.

El perfil del protagonista de su película no es común dentro de las representaciones de personajes afro en gran parte del cine colombiano, ¿cómo fue la construcción de este personaje?

La mayoría de los colombianos somos guerreros, somos personajes que construimos país, que construimos nación desde otro lugar, y desde esa misma perspectiva construimos a Elías, una persona que huye de su lugar de origen y logra tener éxito en otro territorio. Pero además es un personaje afro, un médico lleno de éxito, que son representaciones que vemos poco en la cinematografía. Es una apuesta personal por lograr identificar a nuestra raza desde otra perspectiva, creo que son muchos los cambios que han tenido las comunidades afro para seguir viéndolas en nuestro cine como empleadas, esclavos, trabajadores rasos. Basado en esto queríamos que nuestro protagonista fuera exitoso y que de igual manera tuviera un llamado a su tierra.

Quisiera que comente un poco más del proceso de postproducción de la película, pues cuenta con varios efectos con los que, según entiendo, busca construir atmósferas que den el tono a la película.
Quisimos generar una atmósfera de una selva silente, una selva extraña, una selva distinta que se diera representada como un abismo que atrae y que al mismo tiempo genera intriga y temor. Los efectos visuales quisimos que fueran una cuestión hiperrealista que generará en el espectador esa intriga de qué es lo real y qué es lo ficticio. Para nosotros era importante desde la fotografía, lo técnico, los efectos y desde todos los sentidos generar una atmósfera que le permitiera al espectador hacer un viaje intensivo desde su realidad hasta su propio Saudó.

Fuente: http://www.latamcinema.com

Producciones brasileñas obtienen apoyo de nuevo programa holandés

BoostNL, el nuevo programa holandés que busca apoyar a proyectos que fueron premiados por el fondo Hubert Bals Fund o participaron del mercado CineMart del Festival de Rotterdam, seleccionó a proyectos internacionales y holandeses, entre los que se destacan dos brasileños.

“Benzinho”, dirigido por Gustavo Pizzi y producción de Tatiana Leite para Bubbles Project, fue elegido como parte de la selección de proyectos internacionales en desarrollo. En tanto que en el segmento de work in progress se escogió a “Mormaço”, de Marina Meliande, producido por Leonardo Mecchi para Enquadramento Produces.

Por medio de este programa se busca apoyar el desarrollo y el camino de los proyectos elegidos, de acuerdo a sus necesidades específicas, ya sea la implementación de estrategias de mercado o la toma de decisiones creativas. Se realizarán sesiones uno a uno con mentores internacionales en temas como ventas y estrategias de marketing para toda etapa de desarrollo, desde el guión hasta la postproducción.

lunes, 22 de agosto de 2016

Una mirada a la actualidad del cine colombiano

Entrevista a Manuel Kalmanovitz: El crítico de Semana y director de la revista Matera dice en una reseña reciente sobre 45 años, de Andrew Haigh: “En medio de una cartelera inundada por adolescentes que actúan con abandono, como si la vida no valiera nada, es refrescante encontrarse con problemas de adultos mayores que ven que la vida pasa dejando […]

El crítico de Semana y director de la revista Matera dice en una reseña reciente sobre 45 años, de Andrew Haigh: “En medio de una cartelera inundada por adolescentes que actúan con abandono, como si la vida no valiera nada, es refrescante encontrarse con problemas de adultos mayores que ven que la vida pasa dejando una estela con tanto de amargo como de dulce”. La aseveración de Manuel Kalmanovitz es pertinente y tiene implicancias directas sobre el tipo de representaciones dominantes en el cine latinoamericano contemporáneo. Los jóvenes cineastas parecen elegir siempre contar historias que les resulten cercanas y entonces filman a su propia generación.

Kalmanovitz escribe con regularidad, lo que funciona inevitablemente como un acicate para la sensibilidad e inteligencia del crítico, que debe pensar su propia práctica en tiempo presente. ¿Qué puede decir entonces Kalmanovitz sobre la actualidad del cine colombiano? ¿Qué tiene para decir la crítica de cine frente al crecimiento y reconocimiento del cine vernáculo?

Otros Cines: Dos películas muy distintas como El abrazo de la serpiente y Todo comenzó por el fin vienen de recibir premios, viajar por festivales y han tenido en Colombia una aceptación de público más que relevante. ¿Qué quiere decir esto en el contexto del cine colombiano?

Manuel Kalmanovitz: Me parece que son casos muy diferentes, en parte porque los reconocimientos que han recibido son muy diferentes. La de Ospina es una película que resuena sobre todo en festivales y entre cinéfilos dedicados, mientras que la nominación al Oscar para El abrazo de la serpiente tiene connotaciones más amplias. Pero el cine colombiano a nivel local sigue teniendo un problema para encontrarse con su público. El triunfo de la película de Ospina es muy relativo (lleva varios meses llenando funciones, pero en un teatro bastante pequeño. En los teatros de cadena se presentó en funciones especiales durante un par de fines de semanas, también con buenos resultados dentro de ese circuito tan reducido). La nominación del Oscar para El abrazo… sí significó un aumento considerable de público y eso demuestra que, como sucede tan a menudo en países periféricos, a las audiencias locales les cuesta trabajo encontrar valor o interés en sus expresiones artísticas si no hay una validación externa que lo justifique. Es una situación extremadamente deprimente.

O.C.: Ciro Guerra y Luis Ospina son directores muy distintos y pertenecen a dos generaciones diferentes. Son, al mismo tiempo, dos autores ostensibles. ¿Quiénes son los autores del cine colombiano de hoy? Por otra parte, ¿qué directores del pasado deberíamos revisar o redescubrir?

M.K.: Si hablamos de autores en el sentido de que tienen unas marcas estilísticas o temáticas en sus películas, habría que hablar del productor y guionista Dago García, que hace películas muy populares en el país y que no tienen ninguna resonancia en los circuitos de festivales. Aunque sus películas son filmadas por una cantidad de directores variados, todas tienen en común ser comedias que tienden a lo costumbrista, formalmente conservadoras (es decir televisivas), con muchos estereotipos regionales y con un sentido del humor que tiende a lo escatológico y lo evidente. Es una figura muy interesante por hacer un cine alejado de los vientos globales que soplan con tanta fuerza en la actualidad, desvergonzadamente provinciano, que logra cada fin de año conectarse con su audiencia y superando siempre el millón de espectadores. ¿Otros autores? Víctor Gaviria, que ha hecho muy pocas películas aunque cada una de ellas es una joya humana y aguda sobre los horrores cotidianos de su Medellín natal. Luego hay realizadores jóvenes a quienes considerar autores (en el sentido que usaba Andrew Sarris o los críticos de Cahiers du Cinéma) sería un poco prematuro. Pero sí hay gente como Óscar Ruiz Navia (Los hongos), César Augusto Acevedo (La tierra y la sombra), Juan Sebastián Mesa (Los nadie) o Franco Lolli (Gente de bien) que hace un cine formalmente innovador que se hace preguntas muy ricas sobre la realidad que vivimos.

O.C.: ¿Existe un cine industrial colombiano?

M.K.:Sería el que hace Dago García, de quien hablé en la pregunta anterior.

O.C.: Es evidente que el Festival Internacional de Cine de Cartagena viene dando un cambio de dirección sin dejar a su vez de respetar su tradición; es el festival colombiano más conocido a nivel internacional aunque sabemos que hay otros. ¿Qué rol juegan los festivales locales en la constitución de una cultura cinematográfica colombiana?

M.K.: El Festival de Cartagena se ha expandido con el tiempo y ahora tiene toda una serie de laboratorios y actividades paralelas que han servido para alimentar a toda esta nueva generación de cineastas, poniéndolos en contacto con colegas y posibles distribuidores de sus películas en otras latitudes. En todo esto hay un riesgo y es que pase con el festival lo que ha ocurrido con Sundance en Estados Unidos: que se cree una especie de plantilla o patrón general que repiten incesantemente decenas de películas. Está también el riesgo de lo global, de entrar a ese circuito de festivales mundiales de películas sin diálogos y meditabundas que pueden pasar en Lima, Estambul o Colombia sin que haya ninguna diferencia real. En el pasado, cuando ver cosas era muy complicado, los festivales tenían un rol fundamental para nutrir al público local. Pero esa labor, con internet, ya no es tan clara. Y quizás en respuesta a ese viraje, los festivales además de ser para quienes quieren ver cine se perfilan como puntos de encuentro de realizadores con productores y distribuidores.

O.C.:¿ Cómo observa usted la Semana del Cine Colombiano, en donde 55 títulos variados van recorriendo distintos municipios de Colombia a lo largo de una semana? Este encomiable emprendimiento parece responder a un problema: la ausencia de salas. Hay indicios de que existen algunos espacios alternativos, como los cines Tonalá.

M.K.: No es que falten salas, lo que pasa es que están inundadas de películas de Estados Unidos con las que una película nacional no tienen ninguna esperanza de competir. Los cineastas hablan de establecer alguna ley de cuotas, que obligue a los teatros a tener algún porcentaje de películas nacionales en las salas, pero no se ha implementado. Pero es un problema que se muerde la cola: los exhibidores no presten salas para el cine nacional porque el cine nacional no le llama la atención al público. Y no está claro qué tanto cambie esa falta de curiosidad (¿o de fe? ¿o de esperanza?) tener salas dedicadas al cine colombiano.

O.C.: ¿Cómo ve, en el contexto del cine colombiano actual, el lugar de la crítica cinematográfica?

M.K.: La crítica en Colombia, como en el resto del mundo, está en crisis. Las figuras de autoridad con las que crecimos han sido reemplazadas por las calificaciones y recomendaciones amorfas y logarítmicas de la red. Aunque es posible hacerle reparos al poder de los críticos, creo que estamos viendo lo que pasa cuando en vez de críticos la conversación se lleva a cabo por publicistas, que quieren empujar su mercancía sin que se les cuestione nada. El resultado de tantas voces, que se promocionó en algún momento como un enriquecimiento, ha resultado ser más bien lo contrario: un empobrecimiento radical del pensamiento y de las discusiones en torno al cine.

O.C.:Una gran cantidad de estudiantes colombianos suelen elegir la Universidad del Cine (FUC) en Argentina para hacer sus estudios, por citar un ejemplo; el número de estudiantes colombianos es importante en esa prestigiosa escuela privada. ¿En qué situación están las universidades o escuelas de cine en Colombia?

M.K.: En Colombia hay también algunas escuelas prestigiosas (la de la Universidad Nacional en Bogotá o la de Comunicación de la Universidad del Valle), pero me parece positivo que la gente salga a formarse y traiga consigo esas otras formas de ver para, partiendo de ellas, ayudarnos a todos a entendernos mejor. Ahí también está el riesgo de la globalización y de que terminemos haciendo películas sosas para el mercado de cine arte internacional más promedio. Pero no sé, soy optimista y creo que mientras más cultura visual tenga la gente también lograrán ver con más complejidades esto que nos rodea.

O.C.: ¿Cómo observa el rol del Estado en la producción de los cineastas colombianos?

M.K.: Todas las películas que se estrenan acá tienen apoyo estatal. Sin excepción. Habría que pensar cómo se relacionan esos incentivos estatales con la recepción tan tibia de las películas. Acá hay un montón de asuntos a considerar que son muy difíciles de navegar. ¿Qué clase de cine queremos que haya? ¿El cine de festivales que por razones temáticas o estilísticas la mayoría de la gente no tiene ningún interés en ver? ¿O cine popular que piense que “nunca nadie se ha quebrado subvalorando la inteligencia del público”? Pero la cosa no es en blanco y negro, y entre estas dos categorías hay toda una gama de posibilidades que muchas películas nacionales intentan explorar. Igual, no sé. A veces después de salir de otra película colombiana con un guión débil, difícil de entender, regularmente actuada, pretenciosa pero estereotipada, me encuentro preguntándome si la plata del Estado que se gastó en eso no habría estado mejor invertida en unos columpios para un parque de barrio. Y luego me encuentro pensando, bueno, de pronto en un diálogo con estas películas tan regulares, ya sea en reacción o en exasperación a ellas, puede salir algo que de verdad nos permita entender mejor este mundo en el que vivimos. Y pues si eso pasa todo lo demás valdría la pena y ese apoyo estatal tendría sentido.

Fuente: http://www.retinalatina.org/

jueves, 18 de agosto de 2016

Desde hoy Barranquilla vive la Semana del Cine Colombiano

La Cineteca CO se une a la celebración de la sexta Semana del Cine Colombiano proyectando 14 películas en el parque Sagrado Corazón. Del 18 al 24 de agosto la gran fiesta cinematográfica llamada esta vez #ElCineQueSomos, tendrá funciones en Barranquilla de 6:30 p.m y 8:30 p.m. totalmente gratis.

En esta edición 55 películas colombianas estrenadas entre 2014 y 2016, se verán en gran pantalla en 197 municipios del país, brindándole la oportunidad de acceder a nuevas estéticas y narraciones a un público diverso.

Gracias al apoyo del Ministerio de Cultura, Proimágenes Colombia y la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo de Barranquilla, el público Barranquillero verá bajo las estrellas estas películas colombianas: Deshora, Ruido Rosa,  Monte adentro, Siembra, Todos se van, Gente de bien, Carta a una sombra, Siempre Viva, Parador húngaro, Souvenir, Manos sucias, Las tetas de mi madre, Antes del fuego, Demental.

Así que la invitación es a disfrutar este plan programado para todos y contarle a los amigos para encontrarse y apreciar la creatividad de colombianos que están trascendiendo fronteras con sus películas.




martes, 9 de agosto de 2016

En 197 municipios se vivirá la semana del cine colombiano

Serán 55 películas las que harán parte de la Semana del Cine Colombiano, que este año llega a su sexta edición entre el 18 y el 24 de agosto.

Este es un proyecto liderado por la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura y Proimágenes Colombia, con el apoyo del Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematografía -CNACC- y el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico -FDC.

La muestra va del 18 al 24 de agosto en 197 municipios de los 32 departamentos del país, y cuenta con 55 películas colombianas estrenadas entre 2014 y 2016. Con el lema 'El Cine Que Somos', la Semana del Cine Colombiano invita a que cada persona tenga un acercamiento al cine nacional a través de nuestras historias, personajes y lugares.

LA CINETECA CO CELEBRA LA SEMANA DEL CINE COLOMBIANO EN EL PARQUE SAGRADO CORAZÓN DE BARRANQUILLA : RESERVAS

La Semana del Cine Colombiano busca que estas películas puedan ser vistas en lugares de Colombia que no han estado dentro de los circuitos de exhibición y distribución. De este forma, ofrece una alternativa cultural a los municipios donde el acceso al cine es limitado o no existe. También busca aumentar la cantidad de los espectadores de las películas colombianas, promoviendo el cine nacional y fortaleciendo las redes de circulación cinematográfica.

El canal público Señal Colombia se ha unido a esta celebración, con una programación especial que hará un especial énfasis en la producción cinematográfica colombiana durante la Semana del Cine Colombiano.

"Dado que Señal Colombia es la casa del cine colombiano, tenemos 'En Cine nos vemos, 365 películas que hay que ver antes de irse a dormir', donde exhibimos lo más variado del cine nacional e internacional, en dónde las historias locales tienen potencia universal y los relatos universales tienen significancia local. Unirnos a la Semana del Cine Colombiano es una gran oportunidad de celebrar en nuestras pantallas la creatividad nacional, exhibiendo películas colombianas que reflejan nuestra identidad", comentó Sasha Quintero, Coordinadora de Alianzas Nacionales de Señal Colombia.

Durante esta semana, los televidentes de Señal Colombia podrán ver películas como 'Violencia', 'ella', la cinta de Jorge Alí Triana, 'Esto huele mal'; así como 'Paisaje indeleble' y la obra de Raúl García, 'Kalibre 35'.

Otra de las alianzas que se realizaron para este evento fue con Retina Latina, una plataforma para ver películas latinoamericanas de carácter público y acceso gratuito para los ciudadanos de la región, que del 18 de agosto al 16 de septiembre tendrá disponible para ver de forma gratuita en el territorio colombiano las películas: 'Presos', 'El palacio: antes del fuego', 'Días de vinilo', 'Un asunto de tierras' y 'Ruido Rosa'.

Esta Semana del Cine Colombiano llevará 55 películas a escuelas, universidades, casas de la cultura, bibliotecas, institutos culturales, colectivos y cajas de compensación con proyecciones gratuitas. Dichas cintas competirán por el Premio del Público, que se escogerá a través de una votación, a partir del 11 de agosto, hasta el día 18 del mismo mes.

PELÍCULAS DE GALARDÓN

Dentro de las películas que participarán en esta sexta Semana del Cine Colombiano, existe una buena cantidad que ha sido premiada en distintos festivales del cine en el mundo, así como elogiadas por la crítica especializada.

Un claro ejemplo es la ópera prima de Franco Lolli, 'Gente de Bien', que sólo en Francia logró una convocatoria de asistentes superior a las 50 mil personas, que impactó en el Festival de Cine de Cannes, además de obtener varios galardones, entre ellos, el que otorga el Festival Internacional de Cine de Lima (Perú).

Nominada a los Premios Macondo, 'Ruido Rosa', de Roberto Flores, logró importantes reconocimientos en festivales como Karlovy, que se realiza en Polonia, siendo una historia refrescante sobre el amor otoñal.

Juan Felipe Cano, reconocido director de televisión, presentó hace poco su ópera prima 'La semilla del silencio', una ficción sobre investigaciones criminales que acontecen en medio de desapariciones forzadas, información oculta y las verdades a medias que no permiten el accionar de la justicia.

También se podrá ver cine hecho en otras latitudes, pero desarrollado por colombianos, como es el caso del thriller policiaco de 'Cinco', dirigido por Riccardo Gabriell, recordado por películas como 'La Lectora', y una buena cantidad de series que desarrolló para Fox TeleColombia.

También estará 'Encerrada', una película de terror realizada por actores colombianos y en locaciones cerca de Bogotá, pero dirigida al mercado internacional.



sábado, 6 de agosto de 2016

Marisa Paredes: "El cine latinoamericano está pasando un momento excepcional"

La actriz Marisa Paredes considera que el cine latinoamericano "está pasando un momento excepcional" por la calidad de sus producciones, según expresó en una entrevista con Efe en la ciudad colombiana de Bucaramanga donde asiste como invitada de honor del Festival Internacional de Cine de Santander.

Paredes recibió este jueves un reconocimiento del director del festival, el director y productor colombiano Sergio Cabrera, en compañía del embajador de España en Colombia, Ramón Gandarias, por su aportación y trayectoria al cine hispanohablante.

Sobre el cine latinoamericano actual, con las nominaciones y galardones que ha obtenido a nivel internacional, Paredes afirmó que "está pasando por un momento excepcional, brillante".

"Debo decir que en los sitios europeos, en los que he coincidido en festivales, este cine ha tenido una preponderancia y una atención especial", añadió.

La actriz española, reconocida internacionalmente después de protagonizar la película "Tacones lejanos" (1991), de Pedro Almodóvar, recordó que esa actuación le abrió las puertas en otros países.

"A partir de esa película fue como una puerta al mundo para mí, este trabajo nuestro (actuación) incluso puede tener una gran repercusión en tu mundo pero así y todo, es muy raro que el cine de cada lugar llegue a otros espacios (países)", estimó.

En el caso de "Tacones lejanos" consideró que "fue una revelación" pues le permitió no solo conocerse sino que la conocieran "generando un gran brote de admiración hacia mí", apuntó.
Paredes dijo que recibe continuamente peticiones de entrevistas de las revistas más cinéfilas, cercanas a la "nouvelle vague" (Nueva ola) y otras más populares, a partir de esa producción.

La actriz, nacida en Madrid en 1946, indicó que no tiene una producción favorita ya que "la películas que uno hace van como concatenándose unas con otras y todas han tenido siempre alguna parte con la que me he sentido completamente identificada".

Reconoció que la más importante fue la "tanda" que realizó con el director manchego resaltando que quizá la más cercana ha sido "La flor de mi secreto" (1995), pero de repente personajes como Becky del Páramo, de "Tacones Lejanos" o de "Todo sobre mi madre" (1999), "son parte de mi vida y es muy difícil que se olvide".

Entre las películas más destacadas en las que ha participado recuerda que "La vida es bella", del director italiano Roberto Benigni, donde no hizo un papel principal, "era una película tan redonda y funcionó tan bien para la gente que está en mi memoria".

"Trato de evitar los temas que sean un poco lo mismo, los personajes que se parezcan unos a otros, todo eso me aburre de manera que intento hacer cosas distintas porque eso es lo que me divierte de mi profesión", afirmó.

Sobre esta segunda visita a Colombia, después de presentarse hace diez años con "Hamlet" y "La Tempestad" de Shakespeare en el Festival Internacional de Teatro de Bogotá, dijo que decidió venir al Festival de Cine de Santander por invitación de Cabrera, recordado por "La estrategia del caracol".

"Cabrera me comentó que se hacía cargo del festival y que creía que era un buen momento, dadas las circunstancias del país, para apoyarlo", indicó.

Esos no son sus únicos vínculos con Colombia, pues recordó que participó en la adaptación que Arturo Ripstein hizo en 1999 de "El Coronel no tiene quien le escriba", obra del nobel Gabriel García Márquez.

"Fue un sueño absolutamente poder hacerlo porque fue la primera novela que leí de García Márquez y fue el descubrimiento absoluto de un genio", apuntó.

Frente a su futuro artístico, pausado desde el año pasado después de "Mi familia italiana", declaró que tiene "un proyecto planteado para cine" pero no puede "contar de qué va".

Los mismo dijo respecto a la posibilidad de pasar a la dirección. "En teatro tal vez me podría interesar, ya me lo han propuesto, pero dirigir cine me parece que tiene toda una mecánica que hay que conocer muy bien, y esa experiencia no la tengo", concluyó Paredes.

Por: Carlos Espejo García