lunes, 28 de noviembre de 2016

Cine Van en Las Malvinas - Un mensaje para Maribel


Luego de un día de más 12 de horas de lluvia hubiese sido fácil en una ciudad como ésta cancelar el viaje de la Cinevan a las Malvinas. Sin embargo del barrio confirmaron que estaban listos con sombrillas y de todas maneras lo peor de la lluvia ya había pasado. No sabíamos por qué pero era importante ir allí esa noche.

Llegamos al barrio y la escena era no menos que romántica, una cuadra ancha y la pantalla bien instalada y a lado y lada casas de colores;  en cada casa sus habitantes en la puerta, con sillas y sombrillas o bajo techo o bajo un árbol, pero en todo caso dispuestos a ver la película.


Muchos niños y mujeres viendo la película Refugiados*, bajo una suave lluvia, sin calor ni mosquitos; sin estrellas pero con la tranquilidad de estar en la puerta de la casa.

Como ya conozco la película tengo oportunidad de observar un poco a la gente y sus reacciones al tener un cine en su puerta. No falta el vecino que se asoma y dice que esto no es más que otra forma de tirar la plata, sin embargo más de 30 vecinos parecen no pensar lo mismo y aprovechan de esta experiencia.

Los niños juegan sin importarles la lluvia, cuando deja de llover se reubican frente a la pantalla. Uno en particular me llama la atención pues no puede contener su cara de gran curiosidad frente a la proyección; observa la pantalla, vuelve los ojos al videobeam, mira el espacio entre las dos cosas y casi puedo ver sus pensamientos de asombro y buscando explicaciones sobre cómo es que esto funciona. Los demás concentrados en la peli o en ocasiones defendiéndose de los golpes o travesuras del uno y del otro.

Al final los llamamos un rato a conversar; reconstruimos entre todos la película y de nuevo notamos que aunque no parecían tan concentrados a primera vista, los niños no han perdido ninguna parte de la historia y saben bien de qué se trataba y que pone el tema del maltrato en el hogar sobre la mesa.  



Empiezan a comentar una y otra cosa, a veces riendo sobre lo que vieron, pero también entendiendo los sentimientos del niño y los sentimientos de la madre. Luego con total naturalidad mencionan que en el barrio hay una mujer que conocen a la que su esposo le pega y dicen al micrófono su nombre. La agresión está siendo reconocida por todos, pero parece nadie hacer nada. Las mujeres explican que tanto en la película como en la vida real, denunciar también da miedo. A veces el miedo se lo ha tomado todo, ha paralizado a todos a la acción. El miedo por un lado, la naturalización de los hechos o simplemente no saber qué hacer ni a donde ir.

Todos desde el micrófono mandaron sus mensajes, contundentes las mujeres con dos frases “no hay ninguna razón por la que un hombre pueda pegarle a una mujer” – “Denunciar amiga, no estamos solas”.

Esperé de todo corazón que a Maribel le llegaran estos mensajes; que escuchara que sus vecinos saben y sienten que esto no está bien; que sus vecinos creen saber como se siente y que sus vecinas estarían dispuestas a escucharla y a ayudarla, que no está tan sola como cree, que todos hablaremos de esto si es necesario, y que lo seguiremos hablando en vez de ignorarlo, a ver si hablándolo nos acercamos más a que pare, porque ignorándolo no ha parado.

Por Adriana Davila


*Argentina, 2015 -  Director . Diego Lerman

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